En efecto, estamos perdiendo la capacidad de escuchar a quien tenemos delante, sea en la trama normal de las relaciones cotidianas, sea en los debates sobre los temas más importantes de la vida civil. Al mismo tiempo, la escucha está experimentando un nuevo e importante desarrollo en el campo comunicativo e informativo, a través de las diversas ofertas de podcast y chat audio, lo que confirma que escuchar sigue siendo esencial para la comunicación humana.
Así, por una parte está Dios, que siempre se revela comunicándose gratuitamente; y por la otra, el hombre, a quien se le pide que se ponga a la escucha. El Señor llama explícitamente al hombre a una alianza de amor, para que pueda llegar a ser plenamente lo que es: imagen y semejanza de Dios en su capacidad de escuchar, de acoger, de dar espacio al otro. La escucha, en el fondo, es una dimensión del amor.
Citas Dificiles De Escuchar
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Todos tenemos oídos, pero muchas veces incluso quien tiene un oído perfecto no consigue escuchar a los demás. Existe realmente una sordera interior peor que la sordera física. La escucha, en efecto, no tiene que ver solamente con el sentido del oído, sino con toda la persona. La verdadera sede de la escucha es el corazón. El rey Salomón, a pesar de ser muy joven, demostró sabiduría porque pidió al Señor que le concediera un corazón capaz de escuchar ( 1 Re 3,9). Y san Agustín invitaba a escuchar con el corazón ( corde audire), a acoger las palabras no exteriormente en los oídos, sino espiritualmente en el corazón: No tengan el corazón en los oídos, sino los oídos en el corazón [1]. Y san Francisco de Asís exhortaba a sus hermanos a inclinar el oído del corazón [2].
La primera escucha que hay que redescubrir cuando se busca una comunicación verdadera es la escucha de sí mismo, de las propias exigencias más verdaderas, aquellas que están inscritas en lo íntimo de toda persona. Y no podemos sino escuchar lo que nos hace únicos en la creación: el deseo de estar en relación con los otros y con el Otro. No estamos hechos para vivir como átomos, sino juntos.
Existe un uso del oído que no es verdadera escucha, sino lo contrario: el escuchar a escondidas. De hecho, una tentación siempre presente y que hoy, en el tiempo de las redes sociales, parece haberse agudizado, es la de escuchar a escondidas y espiar, instrumentalizando a los demás para nuestro interés. Por el contrario, lo que hace la comunicación buena y plenamente humana es precisamente la escucha de quien tenemos delante, cara a cara, la escucha del otro a quien nos acercamos con apertura leal, confiada y honesta.
Lamentablemente, la falta de escucha, que experimentamos muchas veces en la vida cotidiana, es evidente también en la vida pública, en la que, a menudo, en lugar de oír al otro, lo que nos gusta es escucharnos a nosotros mismos. Esto es síntoma de que, más que la verdad y el bien, se busca el consenso; más que a la escucha, se está atento a la audiencia. La buena comunicación, en cambio, no trata de impresionar al público con un comentario ingenioso dirigido a ridiculizar al interlocutor, sino que presta atención a las razones del otro y trata de hacer que se comprenda la complejidad de la realidad. Es triste cuando, también en la Iglesia, se forman bandos ideológicos, la escucha desaparece y su lugar lo ocupan contraposiciones estériles.
Escuchar es, por tanto, el primer e indispensable ingrediente del diálogo y de la buena comunicación. No se comunica si antes no se ha escuchado, y no se hace buen periodismo sin la capacidad de escuchar. Para ofrecer una información sólida, equilibrada y completa es necesario haber escuchado durante largo tiempo. Para contar un evento o describir una realidad en un reportaje es esencial haber sabido escuchar, dispuestos también a cambiar de idea, a modificar las propias hipótesis de partida.
También la realidad de las migraciones forzadas es un problema complejo, y nadie tiene la receta lista para resolverlo. Repito que, para vencer los prejuicios sobre los migrantes y ablandar la dureza de nuestros corazones, sería necesario tratar de escuchar sus historias, dar un nombre y una historia a cada uno de ellos. Muchos buenos periodistas ya lo hacen. Y muchos otros lo harían si pudieran. Alentémoslos! Escuchemos estas historias! Después, cada uno será libre de sostener las políticas migratorias que considere más adecuadas para su país. Pero, en cualquier caso, ante nuestros ojos ya no tendremos números o invasores peligrosos, sino rostros e historias de personas concretas, miradas, esperanzas, sufrimientos de hombres y mujeres que hay que escuchar.
También en la Iglesia hay mucha necesidad de escuchar y de escucharnos. Es el don más precioso y generativo que podemos ofrecernos los unos a los otros. Nosotros los cristianos olvidamos que el servicio de la escucha nos ha sido confiado por Aquel que es el oyente por excelencia, a cuya obra estamos llamados a participar. Debemos escuchar con los oídos de Dios para poder hablar con la palabra de Dios [4]. El teólogo protestante Dietrich Bonhoeffer nos recuerda de este modo que el primer servicio que se debe prestar a los demás en la comunión consiste en escucharlos. Quien no sabe escuchar al hermano, pronto será incapaz de escuchar a Dios [5].
Algunos adultos que padecen este trastorno no saben que lo tienen. Ellos pueden sentir que es imposible organizarse, durar en un trabajo o recordar acudir a sus citas. Las tareas diarias como levantarse por la mañana, prepararse para salir de la casa al trabajo o llegar a tiempo a este y ser productivo en él pueden ser especialmente difíciles para los adultos que tienen el trastorno de déficit de atención con hiperactividad no diagnosticado. Estos adultos pueden tener antecedentes de problemas con la escuela, el trabajo y las relaciones. Pueden parecer inquietos e intentar hacer varias cosas al mismo tiempo, la mayoría de ellas sin éxito. A veces prefieren soluciones rápidas en lugar de tomar los pasos necesarios para obtener mayores beneficios.
A la mayoría de las personas les gusta más hablar que escuchar. Si nos ponemos técnicos, se ha demostrado que hablar de nosotros mismos activa áreas del cerebro relacionadas con el placer por lo que resulta hasta cierto punto normal que prefiramos oírnos a nosotros mismos que a los demás.
Quizás lo más difícil sea lo más necesario: escuchar sin juzgar a la otra persona o sacar conclusiones. Recuerda que cuando alguien habla está usando el lenguaje para expresar los pensamientos y emociones que siente en su interior y que no tiene por qué ser totalmente preciso con las palabras.
La mayoría de nosotros cuando hablamos no lo hacemos para que nos den consejos. Los consejos siempre están basados en un contexto que no tiene por qué ser el nuestro. Además, cuando alguien aconseja de esta forma suele ser porque desea hablar de sí mismo en lugar de escuchar.
Lógicamente una de las claves de la escucha activa es escuchar, pero debes también sentirte cómodo con los silencios. Los silencios dan tiempo a las personas a pensar y encontrar las palabras más precisas, así que no les niegues ese derecho.
Interesante tema y con ejemplos prácticos claros. Pero veo complicado de poner todos en práctica o al menos varios. Ya que a parte de escuchar y entender a la otra persona tienes que estar pensando al vez que recurso meter. Supongo que con el tiempo algo lo automatizaras, pero como recomiendans empezar??
Para mí la clave principal está en dejar hablar a la otra persona, y eso se consigue resistiendo la tentación de dar consejos incluso aunque veamos muy claro que lo que vamos a decir va a ser útil. La primera parte de la escucha activa es la escucha, y hay que aprender a callar y escuchar.
Este articulo es muy interesante sobre este tema de escucha activa ya que da entender que muchas veces tenemos que aprender a escuchar para poder emitir una opinion centrada sobre lo que estamos tratando ya que es un mal de nosotros como personas hablar, sin tener paciencia para escuchar en todas sus actitudes a los demas.
Glendi, estoy de acuerdo en lo que manifiesta y es verdad que debemos aprender a escuchar para poder entender a los demás y de esa manera podemos opinar y colaborar en la aclaración del tema. Cuando una persona se siente escuchada se siente mejor. La mayor parte de las personas oyen pero no escuchan
Buenas noche.Este texto que acabo de leer sobre la escucha activa nos permite escuchar a las personas que de cierta manera buscan con quien desahogase de sus problemas, el callar y escuchar con atenciòn hace que las pesonas le tomen confianza. El saber el problema de la pesrsona no quire decir que yo le voy a dar la soluciòn sino màs bien una vez descargada del problema vera con mayor lucides las cosas y encontrarà su propia soluciòn.
es muy importante la escucha activa es una forma de prestar atención que permite conseguir más información, profundizar en otros puntos de vista, y trabajar en cooperación con otras personas.escuchar con mucha atencion de los demas, La escucha activa se llama precisamente así porque requiere un esfuerzo consciente por tu parte. que debemos conseguir que tu interlocutor se sienta comprendido y libre para expresarse, y también centrar tu atención no sólo en lo que dice, sino en lo que siente.
mi llamo Ignacio Naula, es muy importante este tema aveces no hemos puesto en la practica el escucha activa , voy a poner mucho interes de escuchar, si no escuchamos a veces confundimos y comun icamos de otra manera.
Este tema es muy importante ya que genera en mi y en los alumnos un ambiente agradable porque nos empezamos asi escuchar y comprender cada tema de estudio y creaa la confianza que debe existir entre quienes estamos alfrente de un grupo de alumnos y viceversa.
los criterios de Escucha Activa sirven para mejorar la comunicación entre las personas, para ello es necesario aprender a escuchar, no se trata solo de oir a alguien . Considero que es un texto de mucha ayuda para nosotros los docentes y que debemos aplicarlos en nuestro salón de clases, quizas así podremos comprender mejor el comportamiento de nuestrols estudiantes. 2ff7e9595c
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